
UN TRAYECTO PELIGROSO
En Opinión septiembre 4, 2015 porLa Republica Dominicana, país de personas trabajadoras, hospitalarias, honestas y de buen trato, esta enrumbándose desde hace varios años por un sendero de violencia, robos y asesinatos que le ha cambiado el modus vivendi y el modus operandi a la gran mayoría de los dominicanos.
La tranquilidad que gozábamos ha quedado sepultada fruto de los actos que desalmados, asesinos y atracadores han sembrado en el seno de nuestra sociedad.
Mientras las autoridades se ufanan en dar cifras frias, estadísticas sobre la disminución de la criminalidad, pero la percepción de la población dice todo lo contrario.
Lo peor de todo esto es, que de cada tres delincuentes involucrados en uno de los supra indicados delitos, aparece un miembro del cuerpo del orden que está precisamente para impedirlo. Es decir, tenemos al mismo médico que está para curarnos e impedir afectarnos de malas enfermedades, con un virus que nos transmite y nos lleva irremisiblemente a la muerte.
Todo lo que está ocurriendo en nuestra sociedad nos pone a pensar que el país no va por buen camino.
Para colmo de males, como que si lo que esta pasando en el país no basta, la situación de los inmigrantes haitianos nos situa en el mundo como racistas, que tratamos a los que comparten la Isla con mucho desdén, argumentos que creemos están muy lejos de la verdad.
Organismos internacionales, asi como dominicanos sin juicio y sin corazón están conspirando contra nuestra soberanía e independencia.
Hoy vemos que la justicia se vende a los que tengan más posibilidades, ya que éstos aunque sean culpables de cometer algún delito, pueden salir favorecidos por ésta, porque los que están a cargo de esa justicia son desleales y aceptan sobornos para favorecer a las personas con “privilegios”. Mientras que muchas personas que son inocentes de lo que se les acusa tienen que pasar mucho tiempo privados de su libertad por no tener los recursos económicos para pagar a un buen abogado que los defienda.
¡Oh Duarte ilustre! Tú que invertiste en tu patria, entregando todo lo que tenías, otros achican la patria extrayendo lo poco que existe. Mientras tú ayer mengüaste para que nosotros crezcamos, hoy, otros crecen para que nosotros mengüemos. Tú incomparable anhelo de hacernos libres, tu inconfundible patriotismo, nos obliga a mantener la llama encendida, para iluminar las mentes de los buenos dominicanos y arrepentirnos de transitar por un trayecto peligroso.
Comentarios
Muy cierto, mejor de ahí no canta un gallo!