Cierto es que la lectura permanente y mesurada nos da la herramientas necesarias para lograr un estilo apropiado y elegante en la escritura, pero también cierto es que el conocimiento de la Gramática y la ejercitación de la buena redacción serán fuentes de primera mano para complementar el buen estilo al escribir, de hecho nuestra personalidad influye de gran manera en nuestra obra escrita, es decir, toda la personalidad de un escritor está presente en su estilo, es personalizar esa intención expresiva que nos define como seres cultivados al logro de la mejor concepción traduciendo clara y objetivamente el subjetivo yo en la expresión cincelada de manera individual que nos identifica, con tanta razón Buffon dijera: “ El estilo es el mismo hombre”

La temática en escogencia es abundante por lo que debemos abordar lo que se ajuste mejor a nuestros conocimientos, a mi particularmente por ser lectora un tanto compulsiva, me gustan muchos temas, sin embargo puede resultarme grato improvisar un transitar por El Parnaso, definir en verdaderos trazos un diálogo con las Diosas inermes sintiendo el Divino patrocinio de la sabiduría acrisolada de Minerva, conocer la representación del Museion de la que tanto nos hablara Apolonio de Rodas en la Biblioteca de Alejandría.

En el mismo escenario es significativo que un gran estilista es aquel que unifica la perfección formal con el contenido, de hecho en la crítica literaria se precisa la imparcialidad, distinguiéndose como verdadero critico aquel que mantiene un comportamiento imparcial y juzga con la verdad emitiendo un veredicto real con el acertado vocabulario, manifiesto que debe dejar una huella imborrable sin cosechar agravios.

No obstante es el estilo una simbología del mismo hombre donde algunos pudieran revelar su personalidad torturada y egotista, otros un sentido apasionado, algunos se perfilan con la mansedumbre, pero es importante ubicarse en el estilo apropiado que nos define como verdaderos escritores.

De acuerdo a la manera de pensar y a la concepción del mundo asumimos un determinado estilo, en nuestras inquietudes algunos se fijan un plan de trabajo, otros en cambio confían en la improvisación, maestra de la experiencia.

Es interesante conocer que cuando el escritor griego Heráclito quiso afirmar que todo cambia, escribió: “Nadie se baña dos veces en el mismo rio”

Gustavo Flaubert quien alcanza la máxima cumbre en la novelística francesa con MADAME BOVARY lograba una armonía expresiva perfecta después de reiteradas repeticiones de sus frases en voz alta, al escribir.

Florido universo de gemas estilísticas, quien no se deleita con unas rapsodias de Homero, un poema de Neruda, un Ensayo de Rodó, una novela criollista de Rómulo Gallegos y aquella personificación del humorismo inagotable de Mark Twain.

Universo inconmensurable impresionas nuestros sentidos con un cumulo de imágenes traducidas por la genialidad del escritor con el toque de ese estilo que lo acoge capaz de sugerir con vivacidad y eficacia un mundo determinado bien sea real o imaginario.

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