El papa Francisco es un personaje de aspecto bonachón, en torno al cual se ha estructurado una bien elaborada campaña mediática para presentarlo como “revolucionario” y “transformador” de la iglesia católica universal.

El papa Francisco sin embargo no se ha atrevido a encarar los problemas de fondo de la iglesia católica.

Por ejemplo, la cuestión de celibato, una absurda y contra natura prohibición del matrimonio de sacerdotes y monjas el papa Francisco le está dando de lado.

El celibato es una cortina detrás de la cual se esconden curas homosexuales y pederastas. Otros sacerdotes fornican en las comunidades donde laboran con jovencitas o con “damas respetables”.

Los dominadores occidentales han encontrado en la figuras papales a los más genuinos promotores del modelo neoliberal. El finado Juan Pablo ll jugó un papel fundamental contribuyendo a la consolidación de ese paradigma a escala planetaria, lo mismo que a la desintegración de los regímenes socialistas europeos.

El Papa Francisco con hipocrecia eleva un discurso en contra de los ricos, sin embargo la iglesia católica vive en la opulencia, con todo tipo de privilegios y financiación pública, sin rendirle cuenta a la sociedad.

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