
ANÁLISIS ÉPICO DE LA OBRA HOMÉRICA
En Opinión noviembre 7, 2014 porEn las diferentes oportunidades que debí facilitar a mis alumnos los conocimientos propios de la obra Homérica les aseguro que en esas repetidas ocasiones el conocimiento fue sometido a finos cernidores, verdaderamente La Ilíada y La Odisea han salido de su época para resistir el tiempo, de tal manera que así lo justificaría el mismísimo Rodó cuando afirmara que cuando Grecia nació los dioses le regalaron el secreto de su juventud inextinguible.
Si realizamos un corto análisis literario aplicado a La Ilíada tomando en cuenta los elementos épicos característicos, resalta en primer término un lenguaje solemne y majestuoso con profusión de símiles encadenados y con un vigor plástico tan bien texturizado que solo Homero pudo lograr, además se hace presente el diálogo Homérico de sentido oratorio propio en el lenguaje de los griegos.
“Canta ¡Oh Diosa! La cólera de Aquiles, hijo de Peleo…” De esta manera apostrofó el genio heleno el primer canto de la epopeya, por supuesto es lo iracundo el rasgo Psicológico sobresaliente del hijo de Tetis, la hermosa Nereida, de allí La cólera de Aquiles como hecho concreto que canta La Ilíada basado en un hecho real como es la guerra de Troya y un hecho fantástico, la manzana de la discordia lanzada por Eris en el matrimonio de Tetis y Peleo lo que desencadenó en el rapto de Helena…
Pudo también recitar el Rapsoda con metáfora atrevida: ¡Tarro de vino! ¡Ojos de perro! ¡Corazón de ciervo!
No obstante hizo uso de recursos hiperbólicos, tal es el caso cuando profiere: “Durante nueve días volarán sobre el ejército las flechas del dios…”
Pero realmente lo más extraordinario de todo es el cultivo de epítetos especiales a los fines de individualizar los antropomorfizados personajes porque al referirse a la Doncella de la Acrópolis hacía alusión a Atenea como La Diosa Ojizarca, o la de los ojos garzos, o la Diosa de los ojos de lechuza, también identificó a la Aurora, como la de azafranado velo, a Hera la llamó La Diosa de los níveos brazos, a Héctor se refería como el de tremolante casco y al adivino Calcas como el mejor de los augures, sería Deífobo, el de blanco escudo y Zeus, el que amontona las nubes.
Al referirse a los personajes actantes nombraba a Aquiles como el del talón vulnerable o el de los pies ligeros, y Fecundo en ardides sería Ulises.
La Ilíada es de carácter narrativo como todo poema épico donde se narran acciones grandiosas envueltas en majestuosidad, muchas veces es lento y detallado en el momento de relatar los combates de Héctor y Aquiles, París y Menelao, Héctor y Patroclo, sin embargo Homero intercala con la narración elementos retardantes llamados episodios que son una especie de descanso para no fatigar al lector, los cuales interrumpen la secuencia de luchas en este caso las escenas de amor entre París y Helena.
Pero también se presenta en la obra Homérica el fátum como elemento épico, se precisa cuando un aire de fatalidad envuelve al personaje algunas veces favoreciendo al héroe otras al antihéroe: “Se cumplía el designio de Zeus, desde el día que una querella dividió al hijo de Atreo, protector de su pueblo”
La máquina o maravilloso se deja sentir en este fragmento referido al Pelida: “Respondiole Atenea la Diosa de los ojos garzos, vengo del cielo para apaciguar tu cólera. Obedéceme, me envía Hera la Diosa de los níveos brazos que os ama y protege a ambos por igual…”
Toda obra narrativa implica un viaje hacia un sitio previsto o imprevisto, en La Ilíada se presenta la estructura de un viaje que solo lo descubrimos en su llegada, toda vez que el punto de partida esta fuera de la obra, por eso se habla de un viaje extraliterario.
Es importante significar en el lenguaje Homérico los derivativos, en este caso Pelida referido a Aquiles por ser hijo de Peleo, Atrida, cual es Agamenón por ser hijo de Atreo, Cronida al referirse a Zeus, hijo de Cronos, hijo del tiempo.
En el mismo orden de ideas se precisa que los dioses en la acción del relato intervienen con actitudes similares a los humanos, de hecho la intervención de los dioses es una constante, por lo que el elemento mitológico es fundamental en la obra de Homero.
Pudiera ser que el nombre de Homero sea un simple epíteto que abarcara al grupo de aedos, los homéridas que inventaron el personaje, como sea el misterio de su origen irrevelado, la obra del genio épico heleno emerge con el solo propósito de despejar la insípida madeja del tiempo…
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