
La Política y la Derrota de la Decencia
En Opinión septiembre 7, 2014 porEl ejercicio político en la República Dominicana transita hacia un proceso irreversible de banalización y cualquierización.
Elementos sin formación, y otros vinculados a actividades non sanctas, participan o aspiran a participar en la política doméstica, buscando penetración en la administración de la cosa pública, movilidad social, ascenso económico o simple proyección y/o figuración mediática.
Ahora el turno le toca a un músico y pésimo cantante, con serios trastornos psicopáticos -dicho por reconocidos psiquiatras- que se le llama Antonio Peter de la Rosa, alias Omega, nacido el 17 de enero de 1979. Su aporte a la patria parida por Duarte y los muchachos febreristas y rescatada por Luperón: ser mambero.
Omega se va a lanzar al activismo político. Agárrense.
Este hombre no ha dicho a qué aspirara, pero no podemos sorprendernos si mañana lo vemos con el “flow” de Diputado, de Senador, de Alcalde, o forme o alquile una franquicia partidaria y se lance a aspirar a la Presidencia de la Republica.
“Derecho tiene”, diría él y los que le seguirán en esta aventura a este hombre obnubilado por la fama y el dinero proveniente del mundo del espectáculo.
La actual es una sociedad sin molde moral y ético, donde todo se vale, donde todo es permitido, por eso Omega se cree con el derecho de ir a “mambear” y reinar en la escena política dominicana.
¿Usted se imagina a Omega aspirando a ser Presidente o ganar la Presidencia de esta república medieval, o siendo siquiera Alcalde Pedáneo?
Definitivamente, asistimos a la derrota de la decencia y al imperio de lo vacuo.
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