Mañana de terror en el Palacio de Justicia de Milán

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Milán – Un hombre abrió fuego en el Palacio de Justicia de Milán transformando el Tribunal en un infierno, el resultado tres muertos y dos heridos. El asesino era imputado de bancarrota fraudulenta.

Claudio Giardello (57), poco después de las 11 de la mañana de ayer (jueves), disparó trece tiros que dieron muerte a tres personas en el interno del Palacio de Justicia milanés. Las víctimas son: el juez Fernando Ciampi, el abogado Lorenzo Alberto Claris Appiani y Giorgio Erba, coimputado y socio del asesino.

Con una falsa credencial de abogado (la telecámara de seguridad revela el ingreso) entra por la puerta reservada solo a los abogados, jueces, administrativos y periodistas, evadiendo así el control de metales, va directo al tercer piso. Lleva escondido en un bolsillo una pistola Beretta y dos cargadores listos para ser usados. En la sala, tiene un altercado con su abogado Appiani que le expresa el deseo de renunciar a su patrocinio. En pocos minutos la situación se descontrola, Giardello saca el arma y dispara contra los dos ex socios y coimputados, Erba sucumbe en ese preciso momento, mientras Davide Limongelli, sobrino del asesino, queda gravemente herido. Luego, apunta al abogado Appiani, le dispara dándole muerte, es su segunda víctima.

Durante la fuga, en la escalera entre segundo y primer piso se encuentra de casualidad con el contador Stefano Verna, encargado de la quiebra de su empresa, le dispara también a éste hiriéndolo en las piernas, luego se dirige a la oficina del juez civil Fernando Ciampi, magistrado que en 2008 declara el fracaso de su empresa. Abre la puerta, entra y le da muerte con dos disparos, su tercera víctima.

Todo ha durado una veintena de minutos. Giardello se esconde en el edificio durante una hora, logrando salir a la calle simulando ser una de las personas que corren hacia afuera buscando refugio. Logra huir en un scooter de gran cilindrada, pero la policía obtiene inmediatamente la patente del vehículo deteniéndolo posteriormente a unos 30 km de Milán, en Vimercate, pequeña población en la que vive un ex socio, por lo que se sospecha que Giardello había planeado asesinar también a éste.

Después de ser llevado a la sede policial para declarar, Giardello se descompone y es llevado al hospital de Vimercate en ambulancia custodiado por patrullas policiales, quedando sedado y en estado de shock.

Las únicas palabras del asesino fueron “Quería vengarme de quienes me han arruinado”.

Autor

Sonia Corradini

Periodista y fotografa argentina residente en Milán

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