Ing. Cristian Hidalgo

El plan de regularización de extranjeros

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El pasado 17 de junio se venció el plazo para que los extranjeros sin importar su nacionalidad regularizaran su estatus migratorio en la República Dominicana. Agotado ese plazo, las autoridades de migración locales llevan sobre sus hombros la obligación de deportar de nuestro territorio a toda persona que no se encuentre en situación regular; sin embargo, ese proceso debe ser llevado a efecto con la mayor delicadeza y respeto posible a aquellos que por años fueron nuestros huéspedes.

El presidente Danilo Medina, aunque no dispuso la extensión del plazo, al menos se otorgó una dispensa para que las deportaciones no sean iniciadas sino hasta 45 días después. Son diversas las opiniones adversas que tal actitud ha generado a lo interno del país. El pueblo entiende que como toda nación organizada del mundo tiene derecho a regular su política migratoria, República Dominicana no puede ser la excepción, y en ese sentido, esperaba acciones inmediatas sobre el particular.

El presidente está metido en un hormiguero; ya eso lo habíamos advertido en un escrito anterior, que mientras al país le venía un junio negro, el gobierno y otros sectores de poder se distraían haciéndole travesuras a la imagen de Leonel Fernández. Hoy esa inexorable realidad nos está dando en nuestras caras y el Chapulín colorado que podía salvarnos, fue tanta la mella que le hicieron que aun no se repone del todo.

Desde ya se escuchan los organismos internacionales referirse a que no van a tolerar que en nuestro país se efectúen deportaciones masivas; pero mucho menos de extranjeros que puedan regularizarse. Lo hace el presidente Maduro de Venezuela, Ralph Gonsalves de San Vicente y Las Granadinas, así como De Blasio, alcalde de Nueva York, quienes están dispuestos a enfrentar a nuestro país en los espacios que sean necesarios para defender a los haitianos específicamente.

Aun el presidente no es el candidato del oficialista partido, las encuestas populares que se realizan en redes sociales y diarios digitales no le favorecen. Es que hoy, esos mismos que ayer le hacían creer que él era mas popular que Dios, conminándolo a marcar distancia de Leonel y que sus subordinados estropeen su imagen, a los que les siguió el juego, son los mismos que una vez no siendo Leonel una amenaza para sus propósitos, enfrentan de manera despiadada e inmisericorde al presidente Medina.

Todo trae a nuestra memoria una fábula de un sapo que fue apresado, mientras el verdugo en sus manos lo sostenía, este le imploraba: «ay por favor no me eche al agua que yo no se nadar». La expresión del animalito despertó el morbo del verdugo y lo lanzó al lago que tenía a su frente; el sapo terminó burlándose de él. A nuestro Excelentísimo Señor Presidente le vendieron que él era mas popular que Jesucristo y lo compró. A Dios que nos agarre confesados.

Autor

Cristian Hidalgo

Escritor, Ingeniero Civil de profesión y Realtor de oficio. Desarrollador de proyectos inmobiliarios, Asesor de Fideicomisos, Ley 189-11

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