
Por ser feo se pierde una candidatura
En Editorial diciembre 28, 2014 porLa imagen es la representación mental, idea u opinión que se tiene de una cosa o persona real o irreal. Víctor Gordoa, consultor de imagen mexicano refiere que “la imagen es una sensación interior como resultado de una impresión material hecha a los sentidos”. El receptor descodificará la información que ha obtenido, mediante valoraciones, convirtiéndola en un juicio de valor, dando identidad a lo percibido. En su libro “El Poder de la Imagen Pública”, Gordoa la define como “la percepción compartida que provoca una respuesta colectiva unificada”.
La imagen es percepción. Se basa en sentimientos y da poder e influencia. Es relativa, racional, fugaz, misteriosa y dinámica. Puede ser la diferencia. Es una herramienta que emite mensajes. Es la tarjeta de presentación. Es inducciones, deducciones, proyecciones, sensaciones y emociones. Se relaciona con la calidad y simboliza las dimensiones de la personalidad. No es solo tener buena apariencia, sino ser y parecer. En fin, en la política, en la empresa, la universidad, el trabajo, en el hogar, en cualquier espacio en que nos toque desempeñar una función, la imagen es importante.
Todo el mundo tiene una imagen: buena, mala, regular o neutra. Por tanto de cada quien se tiene una percepción. Para Andrés Zepeda de la Universidad de Guadalajara México: “No se puede evitar tener una imagen, no se puede evitar ser percibidos. Los primeros siete segundos en los que se percibe a una persona son críticos para causar una buena o mala impresión. La gente decide basándose en sus sentimientos”.
Nicolás Maquiavelo recomendaba al príncipe cuidar su imagen, porque de no hacerlo podría recibir el rechazo de su pueblo. Nunca el príncipe debe ser percibido como “variable, ligero, afeminado, pusilánime e irresolutoÖ”.
Jaime Durán Barba, en su obra “El Arte de ganar”, explica: “La gente vota por la imagen de los candidatos más que por doctrinas o propuestas. Cuando un candidato cae mal, el elector lo rechaza y no cree que pueda decir algo sensato”.
El Italiano Giovanni Sartori, uno de los más grandes pensadores políticos ha expresado que: “Lo que se ve es lo que se cree”.
Fortalecer una imagen implica mantener la constancia, la presencia y la claridad de los mensajes. Y por supuesto, los medios de comunicación son fundamentales en la construcción o destrucción de una imagen. Para Sartori “el video tiene una incidencia en los procesos políticos. Transforma la imagen política. Conduce la opinión, colocando el poder de la imagen en el centro de todos los procesos de la política contemporánea”. La imagen tiene más credibilidad que las palabras. Es habitual creer más en lo que se ve que en lo que se oye. “Las imágenes persuaden, teniendo un alto poder seductivo, mientras que las palabras comunican. La lucha de hoy, más que por comunicación es por persuadir y seducir a los diferentes públicos. El papel de la imagen es mostrar, nunca decir” (El imperio de la Imagen, revista de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima).

El Senador John F. Kennedy y el Vice-Presidente Richard Nixon, en su debate presidencial por la carrera a ocupar la Casa Blanca
Un ejemplo de la importancia que reviste la presencia-imagen, aún con mensajes claros y contundentes, es el primer debate político televisado entre el vicepresidente Richard Nixon y el senador John F. Kennedy celebrado el 26 de septiembre de 1960 en Estados Unidos (presenciado por 80 millones de norteamericanos en sus televisores a blanco y negro).
Nixon, un político de mucha experiencia, que había sido representante (Diputado) en 1946 y senador en 1950 por el Estado de California, subió al escenario del debate luego de haber salido del hospital, donde duró dos semanas con una lesión de rodilla. Su aspecto lucía enfermizo, con bajo peso, no quiso utilizar maquillaje, no se afeitó y participó en actos de campaña horas antes del debate. Por otro lado se presenta John F. Kennedy, impecable, guapo, sonriente, relajado y confiado. Para quienes escucharon el debate por radio, el ganador fue Richard Nixon y los que lo vieron por televisión dieron ganador a John F. Kennedy. ¿Qué sucedió? La imagen afectó a Nixon y Kennedy ganó el debate. Luego de perder, Nixon comentó que se concentró en el contenido de su exposición y le prestó poca atención a su apariencia.
Otro ejemplo ocurrió con FranÁois Miterrand, ex presidente de Francia desde 1981 a 1995. Conoció en 1980 a Jacques Séguela, considerado un genio de la comunicación y siguió sus consejos: No leer los discursos, ser más espontáneo, vestirse con trajes normales y revisar su dentadura. Miterrand, aceptó los cambios en su imagen, agregando a su talento político, confianza y seguridad. Un año más tarde se convirtió en presidente de Francia y se mantuvo en el poder durante 14 años.
En las elecciones generales del año 1994, el Dr. Joaquín Balaguer obtuvo un 42.30% de los votos válidos, contra el 41.60% obtenido por el Dr. José Francisco Peña Gómez. Una diferencia de 0.70%, logrando Balaguer su reelección presidencial. Dos años mas tarde, en su enfrentamiento con el Dr. Leonel Fernández en las elecciones presidenciales del año 1996, el Dr. Peña Gómez obtiene en primera vuelta un 41.10%, contra el 38.90% obtenido por El Dr. Leonel Fernández; sin embargo, por el sistema de segunda vuelta obtiene Peña: 48.80%, contra: 51.20% obtenido por el Dr. Leonel Fernández, lo que significa una diferencia de 2.40 puntos porcentuales.
Según Amy King and Andrew Leigh, en su libro Beautiful Politicians, en donde cuestionan: ¿Son los políticos más guapos elegidos con más probabilidad? Para medirlo, buscaron datos en Australia, un país en el que el voto es obligatorio, y en el que a los votantes se les dan tarjetas sobre “cómo votar”, con fotos de los candidatos de los partidos según llegan a votar. Encuestaron a un grupo representativo del electorado y les preguntaron por la belleza de los candidatos de los grandes partidos. Luego estimaron el efecto de la belleza en el porcentaje de votos en las elecciones federales de 2004. Los candidatos y candidatas guapos son elegidos con más probabilidad, con un incremento de 1,5 ó 2 puntos de votos por cada unidad de desviación típica de belleza. Esos resultados son fiables frente a varios controles: midiendo el efecto de la adscripción partidaria, olvidándose de políticos muy conocidos, preguntando a extranjeros, omitiendo candidatos que no fueran de apariencia anglosajona, controlando la edad… El efecto marginal de la belleza es mayor para los candidatos que para las candidatas, y parece ser casi lineal. En consistencia con la teoría de que la belleza confiere discriminación, encontraron constatación de que la belleza importa más en los electorados con una mayor cantidad de apáticos.

Los Dres. Leonel Fernández y Jaime David Fernández Mirabal, candidatos presidencial y vicepresidencial por el PLD en las elecciones del año 1996
Eso quiere decir que el aspecto físico del Dr. José Francisco Peña Gómez, le impidió toda la vida llegar a ser Presidente de la República. Los dominicanos, lejos de valorar sus condiciones extraordinarias de nobleza, capacidad, liderazgo, relaciones internacionales, condiciones que en todo momento le hicieron ser merecedor de dirigir los destinos de este país, no obviamos su características faciales, las cuales debieron ser eclipsadas por su grandeza. En el primer caso le faltó 0.71% o menos para imponerse sobre Balaguer, y en el segundo escenario le faltó 1.21% o menos para imponerse sobre Leonel Fernández. En ambos casos, un porcentaje inferior al que debió recibir por concepto del aporte de sus atributos estéticos.
En el año 1990, el Profesor Juan Bosch se enfrentaba a una repostulación del Presidente Joaquín Balaguer, quien llevaba nueva vez al Ing. Carlos Morales Troncoso como Vice-presidente, cuya diferencia la marcaba que en el 1986, el Prof. Bosch llevó a José Joaquín Bidó Medina como compañero de fórmula. Sin embargo, una nueva estrategia produjo una gran efervescencia en el electorado nacional: la elección del empresario José Francisco Hernández, como compañero de boleta de Juan Bosch. Un personaje con un atractivo que traía alborotadas a todas las féminas del momento. El aporte electoral que la imagen del vice aportó al candidato es incalculable; pues es de todos conocido el resultado de esas elecciones.
En el año 1996, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) escoge para encabezar su boleta a dos figuras desconocidas hasta ese momento, trátase de los doctores Leonel Fernández Reyna y Jaime David Fernández Mirabal. Ambos se convirtieron en las figuras explosivas del momento, la moda en materia de imagen, el primero aunque no tan afortunado como el segundo en sus facciones, es una persona de belleza neutra, sin embargo, su delicadeza en el trato, su educación, su cultura, su dicción, pero sobre todo su imponente personalidad, hace un absoluto equilibrio con su imagen, convirtiéndolo en un personaje absolutamente atractivo percibido como un todo. Una persona con una capacidad persuasiva tan asombrosa que le convierte en una especie de «encantador de serpientes», a quien ni sus peores adversarios se atreverían a permitirle el uso de la palabra, so pena de ser convencidos por el personaje en cuestión.

El empresario José Francisco Hernández, 24 años después de ser candidato vicepresidencial en el año 1990, ofreciendo su apoyo a Danilo Medina en 2012
En el año 2012 en que se celebraron las elecciones presidenciales de República Dominicana, el candidato y hoy Presidente, Lic. Danilo Medina, se mantenía estancado en un 36%. Una vez designada la Dra. Margarita Cedeño de Fernández como candidata Vice-presidencial, por su atractiva, jovial, dinámica y fresca imagen, le incrementa aproximadamente 6 puntos porcentuales al candidato, lo que le hizo mas llano el camino al equipo operativo para ganar las elecciones.
En la historia política de la República Dominicana, solo dos personajes se han aventurado a elegir como compañeros de fórmulas a personajes de «bajo perfil» y salir airosos de esos procesos: Joaquín Balaguer y Leonel Fernández, pues sus imponentes personalidades y la sintonía que establecía con el electorado, les permitía subsidiar el aporte que debe hacer todo candidato vice-presidencial. Sin embargo, en el proceso que se avecina en el 2016, el candidato que resulte ganancioso del proceso primario debe tener ojo clínico al elegir a su compañer@ de fórmula; pues los puntos que deben aportar tanto la imagen del candidato presidencial como los del o la vicepresidencial podrían ser decisivos en dicho proceso. La persona elegida como compañera de fórmula del presidente, no debe ser insípida, de rostro desagradable ni de mal aspecto, para que no les falte lo que al Dr. José Francisco Peña Gómez para ser presidente de la república.
Comentarios
Totalmente de acuerdo con el enfoque objetivo del escritor del articulo.