Roberto Paulino

A quien le importa lo que le está sucediendo en San Juan

En Opinión - Provinciales  por

Sé muy bien que este artículo no le llamara la atención a muchas personas porque no tiene un titulo que se refiera a la reelección de Danilo Medina o la convención ganada por Luis Abinader.

Pero tan bien sé, que encontrará ojos que se detendrán a leerlo, serán aquellos ojos de quienes aman el medio ambiente, esos ojos de personas preocupadas por el planeta tierra, son los que le prestaran atención.

Me voy a referir en este escrito a lo que pasa en mi provincia San Juan frente a los cambios climáticos que desde hace un buen tiempo se vienen presentando en ella.

En los años 60 y 70 nuestros bosques eran abundante en todas nuestras montañas, llegando incluso existir grandes aserraderos para explotar la riqueza maderera existente en esa época.

La tala de arboles como pinos y caobas producían grandes claros en los bosques, que mas luego al no tener una política de restablecer los arboles cortados por nuevos, eran utilizados para el conuquismo.

Fue ese conuquismo fatal el que llevó a muchas de nuestras montañas a la desertificación total, debido a la quema de malezas, que con el fuego se encargaron de arrasar otras aéreas de bosques que fueron convertidos en ceniza.
Al ir desapareciendo los arboles, principalmente de la Cordillera Central, fueron desapareciendo junto con ellos miles de seres vivientes que se nutrían de los arboles, y que hoy muchos de ellos están en peligro de extinción.

Un árbol no es una cosa cualquiera, es prácticamente el don de la vida, son los arboles que convierten el dióxido de carbono responsable del calentamiento global en oxigeno.

Los arboles expelen vapor de agua que luego se convierte en nube, controlan la temperatura gracias a el follaje de sus hojas, retienen el agua de lluvia entre sus raíces para ir alimentando el caudal de los ríos.

Proporcionan alimentos y hogar a miles de seres vivos, amortiguan la caída de la lluvia para impedir el arrastre del suelo, evitando grandes aluviones que puedan arrasar con los poblados más a bajo de las montañas.

Si no hay arboles no habrá agua en los ríos, y por ende todos sucumbiremos muriendo de sed y sin poder producir alimentos irrigando las tierras de cultivos agrícolas.

Casi, casi, San Juan esta llegando a ese feo panorama si no se frena de inmediato el conuquismo en nuestras montañas, cada año van desapareciendo miles y miles de tareas de bosques consumidas por el fuego destructor.

San Juan, era un lugar con agradable clima, de crudos inviernos, de ríos de muchas aguas, bien templadas y de abundantes lluvias, hoy la temperatura es alta, los ríos han menguado sus caudales y se prolongan las sequias.

Los inviernos de los años 60 y 70, en donde cada mañana los habitantes de esa época, cuando hablábamos surgían una especie de humo por el choque del calor de nuestro aliento con el aire del invernal frio.

Los ríos estaban preñados de distintas especies acuáticas, tales como: camarones, tilapias, carpas, guabinas, sagos, roncadores, lizas, morrones, dajaos, jaibas y anguilas.

En nuestros bosques habitaban las palomas ceniza y coronita, la perdiz, las tórtolas alas blancas, la tortola colorada, las rolas y rolitas, el cuervo, los ruiseñores, los jilgueros, Julián Chivi, el carao, la gallina de agua, la yaguasa entre otras.

Todas esas especies se han ido de nuestras montañas gracias a las manos depredadoras del hombre, gracias a un simple palo de fosforo, que aunque es muy pequeño, es muy destructor en manos de quienes le dan un mal uso.

¿A quien o quienes le importara que aquí en San Juan, así como en otra parte del país, todos los arboles, junto con las aves y peces, desaparezcan para siempre?

Creo que es más importante prestar atención a los temas políticos, que fijar sus ojos en las montañas que se están quedando totalmente sin un solo árbol.

Nuestros ríos languidecen por la falta de agua, el ganado muere por la falta de pasto para comer, siembras de distintos rublos agrícolas se echan a perder por las largas sequias, y los acueductos disminuyen la distribución de agua para el consumo humano.

Todo el mundo aquí en San Juan sabe la causa de lo que pasa en nuestro hermoso valle, desde el más simple ciudadano hasta el más grande de los funcionarios estatales.

Uno se pregunta ¿se le esta buscando solución al problema? ¿Se piensa detener el conuquismo de una vez y para siempre? ¿Qué medidas se están adoptando para frenar la quema y tala de arboles?

Muchos de los responsables para cuidar el medio ambiente no se están dando cuenta que los ríos que eran de aguas muy frías como el Mijo, Las Cuevas, Jinova, Yaque y San Juan, han aumentado sus temperaturas.

Nuestras autoridades no perciben que se van los meses con solo dos o tres pequeñas precipitaciones lluviosas, que aquí solo caen abundantes lluvias cuando pasa un fenómeno atmosférico.

No se están dando cuenta que nos estamos quedando sin aves, reptiles, mamíferos y peces, que cada día las tierras de cultivos producen menos por la falta de agua.

No asimilan que nos estamos achicharrando producto de las altas temperaturas, las cuales aumentan las muertes por infartos cardiacos, no observan que las lluvias se han ido muy lejos.

Solo basta para recordar las sabias palabras de aquella profecía de los indios Cree, la cual transfiero para que tal vez tomemos conciencia de lo que pasa en las montañas de San Juan:

Solo cuando se haya talado el ultimo árbol, sólo cuando se haya envenenado el ultimo rio, sólo cuando se haya pescado el ultimo pez, solo entonces descubrirá el hombre que el dinero no es comestible.

Autor

Roberto Paulino

Comunicador

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