Quien crea que en la República Dominicana vivimos dentro de un verdadero sistema democrático está equivocado. El actual modelo es un embeleco, una ficción, una gran falsa, porque el elemento central de una democracia es la libertad de los individuos, y aquí la libertad de los sujetos sociales puede estar mediada por la subjetividad estética de una autoridad, al definir un “perfil sospechoso” del individuo.

Con el infame “perfil sospechoso” de tu presentación personal, -que estará determinado por un “iluminado experto en imagen personal” llamado agente policial o una patrulla de estos uniformados, tú puedes sufrir una detención e ir a parar a un calabozo.

La policía institucionalmente echa en el zafacón todo el ordenamiento constitucional y normativo del país, porque mata la libertad y el respeto a la dignidad humana, al disponer detenciones de los ciudadanos bajo el alegato de tener un “perfil sospechoso”.

La agencia estatal de seguridad ciudadana quiebra el principio de que la libertad es la regla fundamental dentro del Estado social y democrático de derecho, como se define constitucionalmente nuestra nación en el capítulo dos, porque la libertad estará determinada por los cánones estéticos de los policías. Ellos “medirán”, juzgarán y aprobarán o no el fenotipo deseado de los dominicanos, y sentenciarán quienes serán o no sospechosos. Así las cosas, el “mal vestido” o despeinado, o el joven del barrio o del campo, que exhiba un “corte caliente” estará fastidiado.

Ahora los “feos” y los pobres de los barrios y campos –que son la mayoría de la población- estarán sometidos a una discriminación institucional, patrocinada por el Estado, por su presentación personal supuestamente “sospechosa”.

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