
EL BREVIARIO DE LOS GRANDES ESCRITORES
En Opinión septiembre 10, 2015 porCada vez que leemos el fragmento de un clásico le damos una interpretación diferente, sirva de ejemplo la Obra Quijotesca que encajó perfectamente en el molde de Cervantes y es que este clásico no se termina de leer jamás, encontrándose en la misma una razón de analogía a la vida misma.
Son interminables las apreciaciones de la obra cervantina, por ser el Quijote un magnífico manantial de ideas cuya profundidad y grandeza se justifica en esa infinidad de interpretaciones que le vamos dando con cada lectura.
Solo un hombre con la experiencia dolorosa y el espíritu iluminado de Miguel de Cervantes podía escribir el Quijote en la dimensión de su magnificencia, plasmando en ella todos los sueños maravillosos que el mismísimo lector hubiese querido vivir, cuando humaniza y ennoblece lo que solo es truculencia, llegando a realizar la inimitable hazaña novelística de convertir el fracaso burlesco en piedra de toque de lo sublime.
En el decurso de la historia se encuentran muchos y variados cuadros que escenifican las hazañas altruistas del caballero andante y la reflexión sanchopancesca que nos vierte en el oído cordura, prudencia o cobardía, la tendencia consoladora a elevar las realidades hasta la altura de nuestras aspiraciones, así mismo el deseo de embellecer lo ruin, la voz de la sensatez y los intereses a los cuales nosotros queremos darle forma de vida a través de lo dicho por el buen Sancho: “Estos son molinos, estas son ovejas, esta es piara, estotros pellejos de vino y esotros galeotes…”
Siempre junto a la magra y conmovedora figura del Hidalgo se encuentra el socarrón Escudero, ambos extienden ante el lector ese coloquio llano y conmovedor de Hidalgo y Escudero donde la amistad adquiere su valor más sosegado.
En general Sancho Panza junto al caballero andante viene a ser la voz del sentido común, bien sea real, vulgar, grotesco y de la socarronería poco gustosa junto al altruismo e idealismo de su Señor a quien en vano trata de hacerle ver la realidad de las cosas.
Para Sancho los molinos son los molinos, para Don Quijote son gigantes. Para el Escudero las ovejas son ovejas, para el Hidalgo ejércitos en controversia, pero esta comunidad permanente termina contagiando de la locura y quimera de su Señor al práctico y refranero Sancho, esta situación se precisa al final cuando Quijote está al borde de la muerte y Sancho le dice: “Mire no sea perezoso sino levántese de esa cama y vámonos al campo vestidos de pastores como tenemos concertado, quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora Doña Dulcinea desencantada…”
De hecho al final se produce lo que se conoce en Literatura como Quijotizacion y Sanchización es decir hay un intercambio de entidades en el momento que Sancho asume la locura del Quijote, y este queda cuerdo.
Miguel de Cervantes, Gigante de la vida, Partero de la historia, vivo estás aquí y por allá también, difundiendo con miles de voces tu saber, en una visión, una luz, un ángel, una pasión, un remolino de emociones con esa pureza tan insólita.
Y en el instante de terminar esta entrega se produce la caída de la tarde brumal, se precisan nieblas cuajadas envueltas en frío, aparecen los sonidos de la noche y no es difícil encontrar tantos Quijotes enderezando entuertos, cosechando agravios, luchando contra molinos y poniendo muros contra el viento…
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