
La Religiosidad Popular y el Culto del Espíritu Santo
En Opinión junio 21, 2015 porUn culto importante de religiosidad popular es la fiesta del Espíritu Santo en la comunidad del Batey, en la zona noreste del municipio de San Juan de la Maguana.
La sección El Batey posee una población de 2,259 habitantes y debe su fundación a negros libertos que huyeron de plantaciones azucareras durante el siglo XVI y se ubicaron en ese lugar apartado, al pie de la Cordillera Central, donde definieron y adaptaron su sistema de creencias.
En este culto se idolatra la figura de un niño vestido de rojo, con adornos dorados, que los fieles dicen profesa poderes sanatorios e inducción a la prosperidad y bienestar material.
La cofradía del espíritu santo se encarga de coordinar y dirigir esta celebración cada año.
Cuando la imagen del espíritu santo es desplazada del Batey a la ciudad de San Juan de la Maguana es cargada por contados caballeros de la cofradía y en el centro de la calle por donde pasa la procesión, los fervorosos se hincan de forma reverente para que la imagen del “santico”, como también es llamado, le pase por encima.
Son abundantes los obsequios que se hacen a dicho “santo” por los piadosos a través de “promesas” hechas a cambio de recibir alguna curación de males de salud, logros de bienestar económico o felicidad amorosa implorados y/o logrados.
La fiesta del espíritu santo está asociada a la antigua fiesta de pentecostés que copiaron los cristianos de los judíos. Los judíos comenzaron celebrándola festejando la producción agrícola a los cincuenta días de la Pascua, durante las siete semanas subsiguientes y en el cristianismo es la fiesta más importante después de la pascua y la navidad.
En el Batey la fiesta incluye un novenario de varias semanas y la gran fiesta se desarrolla al día siguiente del último domingo de pentecostés, con misa católica, toque de palos, canto de salves, procesiones, ingesta etílica y música secular en la comunidad.
En el marco del proceso de hibridación cultural llevada a cabo en la isla, los negros africanos utilizaron las celebraciones del catolicismo cristiano para hacer el festejo de sus dioses y evocar sus creencias traídas de los lugares donde fueron arrancados desde África, produciendo un sincretismo cultural.
La celebración del espíritu santo en la comunidad del Batey constituye una expresión única de religiosidad popular, de simbolismo mágico, de identidad cultural.
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