El presidente Danilo Medina le ha fallado a la región que le vio nacer. Por eso los sureños hacen “piquito y bembita” contra él.

Durante su campaña electoral prometió la ejecución de tres grandes proyectos, los cuales ha olvidado después que alcanzó la primera magistratura de la nación.

Las tres promesas olímpicamente incumplidas por el presidente barriga verde son: la construcción de la carretera San Juan-Santiago o Cibao-Sur, la construcción de la Presa de Monte Grande en Barahona y el desarrollo como Polo Turístico de Pedernales-Barahona, a través del encanto natural de Bahía de las Águilas.

De los tres puntos prometidos solo hay excusa para el caso Bahía de las Águilas, por el enredo jurídico en que se encuentra. Pero haber desechado la construcción de la carretera San Juan-Santiago fue un error que pudiera tener consecuencias electorales para el partido de gobierno. Lo mismo que la Presa de Monte Grande, el gran sueño de la región Enriquillo, para controlar las avenidas del Río Yaque del Sur e incorporar más de trescientas mil tareas a la producción agrícola.

El mandatario ha actuado con indiferencia hacia la región que lo vio nacer, la cual presenta los peores indicadores de pobreza.

Nadie esperaba su desdén hacia la zona donde obtuvo porcentualmente el mayor apoyo electoral, por el anhelo colectivo de tener un mandatario sureño, que conociera nuestros anhelos y pariera solución a nuestros ancestrales males.

Ningún otro presidente en la historia nacional ha sido tan sayón y excluyente con los pueblos sureños como Danilo Medina. Increíble.

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