Rubén Moreta

Quirino, Narcotráfico y Fingimiento

En Opinión  por

El manejo Judicial-penal de los casos de narcotráfico es enmarañado, tal y como es la gestión de ese negocio ilegal, a escala planetaria.

Recientemente el país conoció la supuesta puesta en libertad en los Estados Unidos del “ex-capo” Quirino Ernesto Paulino Castillo, alias el Don, un mulato sureño, de 54 años, oriundo de Elías Piña, quien llegó a acumular una espectacular riqueza superior a los dos mil millones de pesos.

La ostentación del cacique fronterizo llamó la atención del gendarme del mundo, Estados Unidos, quien desató contra él una audaz persecución, a cargo de la Administración para el Control de Drogas (DEA) (Drug Enforcement Administración), quienes lo detuvieron junto a agentes antidrogas dominicanos, el 18 de diciembre del 2004, con 1,387 kilos de cocaína.

La misma DEA solicito su extradición a Norte América, donde a cambio de informaciones “sensitivas”, es decir delaciones, se le impuso un atenuado castigo.

Quirino Paulino hacía negocios en la banca formal dominicana, vendía su producción agropecuaria a reconocidas empresas y se relacionaba con elementos de la cúspide militar y política. A ningunos de esos elementos se le investigó y sancionó.

Las miles de cabeza de ganado vacuno de su moderna hacienda desaparecieron y hoy no se sabe a dónde fueron a parar dichas reses. Tampoco se sabe quiénes poseen la flotilla de tractores, camiones, autobuses y otros vehículos del extraditado y ya hombre libre. Tampoco ha estado claro el arrendamiento, solo en la provincia de San Juan, de fincas agrícolas de más de tres mil quinientas tareas compradas por Quirino.

Esto evidencia que la persecución contra el narcotráfico en República Dominicana es un gran negocio para quienes hacen tal labor, porque terminan apropiándose de una gran parte de los bienes de los perseguidos y aprehendidos.

Quirino utilizó recientemente la emisión estelar de un noticiario nacional para revelar su regreso al país, lo que ha levantado todo tipo de comentarios y suspicacia. Y lo peor, muchos de sus ex allegados, relacionados, amigos y autoridades que se adueñaron de “sus propiedades”, estarían temblando y muy asustados, porque el mesías fronterizo declaro que “viene a recuperar todos los bienes que le “pertenecen”.

Ahora todos tendremos que llamarlo: Don Quirino, Honorable Señor, Distinguido Empresario o de cualquier otra elegante y respetuosa manera.

Como a Quirino le gusta la política, quizás muy pronto lo veamos como diputado o senador de Elías Piña. O también, como le gustan los uniformes, quizás recupere su rango de capitán, aunque sea del cuerpo de Bomberos.

En el país, conforme nuestro molde penal, a Quirino con el cargamento que le ocuparon le correspondía una pena de hasta treinta años de cárcel, pero con su extradición salió ganando, porque solo purgó diez años.

El caso Quirino es la evidencia del fingimiento de la lucha contra el narcotráfico, que se resume en la siguiente lógica: duros castigos penales al narcomenudeo y consumidores enfermos de los barrios y seda para los pejes gordos del negocio.

Ahora que el poderoso mulato fronterizo anunció su retorno al país, gentes que en Santo Domingo, Elías Piña, San Juan, Barahona y otras partes, que tienen cuentas pendientes con él, -incluyendo algunos políticos- no han parado de consumir fármacos antidepresivos y anti estrés, porque el Don viene pronto y tendrán que devolverles lo que tienen suyo, o que podría hacer comprometedoras revelaciones de su entorno y/o sus socios locales.

Pero una pregunta me asoma en este caso, ¿en realidad era Quirino un agente de la DEA y nos pusieron de tontos en este circo?

Autor

Rubén Moreta

Periodista, Investigador y Profesor de Sociología Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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