
¿Para qué quieres ser diputado?
En Editorial marzo 14, 2023 porCada mes de octubre, el productor de habichuelas prepara sus tierras para sembrarlas, esperando cosechar sus frutos en febrero. Igualmente cada 4 años, los políticos y «enganchados a políticos» de nuestro país, salen de cacería a ver si se cuelan con una candidatura de elección popular. En esta ocasión quiero referirme específicamente a la diputación.
En mi pueblo San Juan, decenas de amigos y relacionados desempolvan su indumentaria de «político» y se lanzan al ruedo en busca de apoyo. Conozco algunos que desde 1990 vienen haciendo el intento sin la más remota posibilidad; a ellos he bautizado (en mis adentros) como «el eterno precandidato» (porque ni a candidatos han llegado algunos).
A mis amigos que aspiran a tan digna posición, les he preguntado y sigo preguntando: ¿para qué quieres ser diputado? Hay un refrán que dice «cuando el domingo va a ser bueno, desde el viernes empiezas a verlo». Jamás esperes que alguien puede ser un excelente legislador, cuando desde ahora lo percibes como muy simple, básico, descerebrado, de limitaciones intelectuales y carente de servicio social.
A algunos de los que hoy ocupan una curul les he preguntado: ¿qué ha hecho usted en el Congreso para que sus electores le favorezcan con el voto? Su respuesta no podría ser más vacía. «Es que en este país ya no hay leyes qué crear, porque todas están hechas». A pesar de esa ser la más infantil de las mentiras, vamos a suponer que le creemos. ¿Cuántas leyes de esas anacrónicas más viejas que el hambre ha introducido ese legislador para su modificación y readecuación? Ninguna.
Por ejemplo, la Ley 1306-BIS, data del año 1937 y solo la Ley 142 (divorcio a vapor) del 1971, le produce modificaciones. Sin embargo, la vigente Constitución de la República y jurisprudencias difieren de esa normativa jurídica, al otorgar derechos matrimoniales y patrimoniales a parejas que viven en comcubinato por más de 5 años. ¿Qué impide a un diputado tomar esa ley, estudiarla y producir un nuevo texto legal en esa materia?
Si les he señalado a nuestros diputados que hay leyes deben ser modificadas, también les demostraré que no todas están hechas. Me permito señalar solo un caso (para no saturar al lector con tanto escrito); sin soslayar que podría señalarles decenas de proyectos que beneficiarían al país. Este posible proyecto de ley podría salvar vidas que por ignorancia se pierden.
Nuestra Constitución en su artículo 70 aborda el Habeas Data: «Toda persona tiene derecho a una acción judicial para conocer de la existencia y acceder a los datos que de ella consten en registros o bancos de datos públicos o privados y, en caso de falsedad o discriminación, exigir la suspensión, rectificación, actualización y confidencialidad de aquéllos, conforme a la ley». Esta es una herramienta fundamental de la que se podría desprender la «Ley de Data Salud».
Resulta que a veces sufrimos un accidente en un lugar en donde los minutos definen la diferencia entre la vida y la muerte; nadie nos conoce, no saben nuestro tipo de sangre, a qué somos alérgicos, qué padecimientos hemos tenido, de qué enfermedad crónica estamos padeciendo, etc. Esa carencia de información coloca entre la espada y la pared a cualquier profesional de la salud que trate de salvarnos la vida.
En otro caso, va una persona de San Juan a visitar un centro médico o especialista en la capital, cuando está ante el galeno, pierde un tiempo excepcional relatándole su historial médico, obviando cosas que para ese profesional son de vital importancia. Cada vez que visitamos un médico, es el mismo ritual; incluso con algunos que ya nos han tratado previamente.
¿Qué propongo? Una Ley de Data Salud, en la que un organismo (sea del Ministerio de Salud, de la Seguridad Social o independiente) cree un sistema con un banco de datos en donde todos los médicos dominicanos estén obligados a registrar cada acción que un paciente que ha tratado, le autorice a subir al sistema. Con ello se forma un historial médico de cada persona, de manera que desde que un médico (previamente autorizado) acceda a ese historial, sepa casi todo lo de ese paciente.
Cuando digo casi todo, es respetando la privacidad de aquellos que son víctimas de enfermedades crónicas que no desean sean de conocimiento general, porque no solo serían víctimas de la enfermedad, sino también del rechazo social. A esa información contenida en el sistema, se le daría un tratamiento similar al que se otorga a Data Crédito.
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