Un semi Dios de nombre Alofoke

En Editorial  por

«Atención Mariachi sin Filtro, Melvin de León y David Cobrate; cuando se refieran a mí de una manera despectiva, se van ese día también; ya me cansé de esa mierda. Si Amelia (Alcántara) habló mierda de mí (de Santiago Matías), se va por ahí mismo. No tengo que dar la orden; la estoy dando aquí ahora, y quedó grabada. No se puede hablar de mí en esta empresa a partir de ahora, que no sea vanagloriarme. Quiero llegar el lunes aquí y ver ese afiche de que soy una figura intocable, soy un semi Dios».

Con la venia de mis lectores, he querido socializarles el párrafo anterior, que recoge unas declaraciones del afamado empresario de medios de comunicación y plataformas digitales, Santiago Matías García, mejor conocido como «Alofoke», al referirse a empleados o colaboradores de sus empresas. El señor Matías es un personaje muy sui generis, digno de estudio; uno de esos «nuevos ricos» que nos ha tributado «el barrio populoso»; y la más abyecta miseria y exclusión social, desenfrenando su resentimiento en contra de los más vulnerables: sus servidores.

Percibir tan déspota, deleznable y aberrante actitud de alguien en una empresa, podría esperarse de cualquiera, pero jamás de su propietario fundador. Estupefacto he escuchado a ese señor, como un energúmeno proferir soeces expresiones (que por respeto al lector no podría reproducir en este artículo) en contra de sus empleados, de una manera peyorativa, humillante y degradante, faltándoles al respeto no solo a ellos, sino también al público que les escucha. ¡Cuánta falta nos hace doña Zayda Ginebra de Lovatón, al frente de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía!

Sin embargo, en contra peso hay en su entorno personas muy profesionales, respetables, distinguidas y honorables, del estirpe de Ernesto Jiménez, Gaby Desangless, Ramón Tolentino, Hony Estrella, Sabrina Gómez, Ariel Santana y Pedro Casals, con una suprema formación, educación y parsimónico trato a sus semejantes, que imagino se abruman y hasta ruborizan al escuchar las sandeces y barrabasadas que esgrime el personaje de marras en sus intervenciones. Es evidente que Alofoke es un acérrimo enemigo de Santiago Matías; el primero compone el 15%, mientras el segundo el 85% de su ser.

No debemos soslayar que Santiago Matías, es hoy día uno de los personajes más influyentes de este país; un emblema de emprendimiento, avatar de la resiliencia, con una impresionante capacidad premonitoria; un fajador infatigable; un referente de que con tesón, disciplina, sistematicidad y entrega, se puede llegar a ser grande; es un digno ejemplo de que los seres humanos aprendemos de nuestros errores, merecemos segundas oportunidades y cambiamos para ser hombres de bien. Por todo lo anterior, no sé a qué temerle más, si a la amenaza de la proliferación haitiana en este país, o a la mala influencia que ese 15% llamado Alofoke pudiera inocular en nuestros niños y adolescentes.

Nada hacemos con tener un tanque con 53 galones de agua cristalina y purificada, si al final lo completamos con 2 galones de agua enlodada. Si el tanque no se puede llenar, es preferible dejarlo en el 85% de su capacidad antes que completarlo con el agua mala. He dicho y sostengo, que si al señor Santiago Matías se le ocurriese hoy postularse para la presidencia como candidato independiente, les generaría supremo dolor de cabeza a los candidatos tradicionales, concitando el apoyo electoral de todos sus influenciados; precisamente ahí está la tuerca floja que me preocupa en la trayectoria de ese viaje.

Este país ha tenido en la comunicación. figuras memorables de la talla de Freddy Beras Goico, Yaqui Núñez del Risco y Rafael Corporán de los Santos; algunos de una excelsa cultura (como Yaqui); otros de pobre acervo intelectual (como Corporán). Santiago Matías, a pesar de sus grandes limitaciones lingüísticas, conoce la idiosincracia del dominicano; maneja muy bien las necesidades de la masa popular, y les ofrece lo que precisan consumir. No obstante, la base de sustentación de ese esquema es tan frágil como una delgada membrana y podría colapsar. La gente consume los improperios, pero un día se cansará y se derrumbará lo que con tanto esfuerzo y ahínco se ha construido.

Así las cosas, el susodicho homenajeado debe bajarle algo a Alofoke; ese beligerante comportamiento en maridaje con su altanería, soberbia, pedantería, prepotencia y arrogancia, no le presagia un promisorio porvenir. El resentimiento por situaciones del pasado, se convierte en una pesada cruz que no permite avanzar con fluidez. “Una persona inteligente se repone pronto de un fracaso. Un mediocre jamás se recuperá de un éxito”. Séneca

Autor

Cristian Hidalgo

Escritor, Ingeniero Civil de profesión y Realtor de oficio. Desarrollador de proyectos inmobiliarios, Asesor de Fideicomisos, Ley 189-11

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