El caballo de Troya en el PLD y la segunda vuelta

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En un acto celebrado por el presidente Danilo Medina inmediatamente después de la renuncia del PLD del expresidente Leonel Fernández y un grupo de sus más cercanos colaboradores y seguidores, al referirse a unos «caballos de Troya» que a todas luces siendo incondicionales del otrora líder peledeísta, pero que por haber ganado sus candidaturas en las recién celebradas primarias internas, el primer mandatario les advirtió: “En el PLD estamos abiertos y generosos pero tontos no somos. El que crea que nos va a tomar el pelo, se equivocó. Si nos quieren tomar el pelo, no pierdan su tiempo porque no van a ganar”.

El presidente Medina, como viejo zorro de la política vernácula conocía perfectamente a quiénes iba dirigido su panegírico; sin embargo, tal vez por hacer caso al refrán que «al enemigo se le tiene cerca» o porque sencillamente no tenía ni tiene herramientas legales para echar del partido a quienes «no se quieren ir». No obstante a ello, tanto el primer mandatario como todo peledeísta inteligente saben quiénes son esos «caballos de Troya»; conocen además que conforme a la Ley de Partidos, si ganasen sus candidaturas cuando se regresen al amparo de su verdadero líder se las llevarán consigo.

Ante esa situación, respecto a los «caballos de Troya», los peledeístas se encuentran en una abismal disyuntiva; saben perfectamente que ya esa posición de ninguna le corresponderá al Partido de la Liberación Dominicana (PLD); por lo que tendrán que elegir entre votar por quienes (como dijo el presidente Medina) quieren verles la cara de pendejo, o por el contrario castigarles con su voto. En cualquiera de los escenarios me imagino debe ser una decisión muy difícil para los discípulos del profesor Juan Bosch.

Hace unos días, dialogaba con unos amigos en una improvisada «peña», preguntándome un dirigente del PLD que cómo se identifican esos «caballos de Troya». A él y a usted les digo, que mi diminuto cerebro no da para tanto; esa gente sabe tanto que son capaces de fumarse una pipa en el fondo de una piscina llena de agua sin que se les apague. Es así como cargado de mi ignorancia consulto a un viejo zorro del PLD y le hago la misma pregunta; su respuesta no pudo causarme mayor asombro. Cito:

1ero. Cuando están discurseando, deben estar concentrados en lo que piensan y dicen para evitar que les traicione el subconsciente y mencionar el nombre de su líder en vez del presidente Medina o del candidato del partido, Gonzalo Castillo.

2do. Ellos hacen el simulacro de estar metido en cuerpo y alma a favor de la candidatura presidencial de su partido, cuando en realidad todo lo hacen sólo por ganar la suya; es por ello que nunca se les ve realizando actividades concretas a favor del candidato presidencial.

3ero. El anillo mas íntimo (familiares, empleados, amigos y colaboradores) de un «caballo de Troya» nunca será visto promoviendo al candidato presidencial del partido, sino todo lo contrario; promueven a su verdadero líder; en sus redes sociales lo tienen en su biografía y hasta en su perfil; y los que mas ecuánime y conservadoramente se comportan, no hacen publicaciones que les ponga en evidencia pero si en privado alguien le preguntase cuál es la línea para la presidencial, le insinuarán (no se lo dirán claro, porque supondrán es un gancho») que su real líder.

4to. A los «caballos de Troya», su líder no les pondrá competencia real en sus jurisdicciones que les reste votos que podrían hacerles falta para ganar; es por ello que en una alianza nunca incluyen esas plazas y en su defecto les pondrán en la boleta a personas que no despierten interés alguno para que voten por ellos, porque todos los votos del líder están reservados para sus «caballos de Troya».

5to. Los «caballos de Troya» se quitarán las caretas en la segunda vuelta electoral, conscientes de que en las actuales circunstancias las posibilidades de su verdadero líder son tan escasas como remotas (por la polarización de la que en este momento no forma parte) pero que es el «key person» (quien tiene en sus manos la llave maestra para definir quién ganará las elecciones) a quienes les tocará medio gobierno en esa eventual alianza y en la que los «caballos de Troya» jugarán un papel protagónico.

Si el candidato a diputado o senador por el que usted simpatiza no está asociado con las acciones antes descritas, vote por él y apóyele sin reservas que esa plaza indefectiblemente se quedará en su partido dignamente representada por ese compañero; sin embargo, si por el contrario advierte esos rasgos en el candidato, tenga ojo avizor porque podría estar frente a un «caballo de Troya» que para la segunda vuelta electoral le va a patear de manera despiadada e inmisericordemente como si toda la vida hayan sido adversarios.

Autor

Cristian Hidalgo

Escritor, Ingeniero Civil de profesión y Realtor de oficio. Desarrollador de proyectos inmobiliarios, Asesor de Fideicomisos, Ley 189-11

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