
El espejo de Evo Morales reflejado en América Latina
En Editorial noviembre 11, 2019 porLuego de haber participado en las elecciones generales del año 2002 y obtenido un segundo lugar, el líder del MAS, Evo Morales, participa en el siguiente certamen electoral celebrado en el año 2005 (luego de la dimisión primero del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en el 2003 y luego de su sucesor Carlos Mesa en el 2005, en el que tuvo el presidente del Tribunal Supremo Electoral, que a falta de interés del congreso, ocupar provisionalmente la presidencia y convocar elecciones anticipadas), obteniendo Morales una aplastante victoria en primera vuelta.
En el año 2008, el Congreso de Bolivia aprobó las modificaciones finales al proyecto de una nueva Constitución, en la que Morales cumpliría su electoral promesa de “refundar el país”; sin embargo, la Constitución traía consigo un transitorio (exigido por la oposición como condición para aprobarla), que establecía la reelección presidencial por un período adicional consecutivo; pero que el 2006-2010 contaba como el primer período del presidente Morales.
Eso significaba que podía postularse en las elecciones de 2009 y, en caso de vencer, gobernaría hasta 2015 y nada más. En innúmeras ocasiones, Morales aseguró que finalizado su segundo mandato, se iría feliz a su casa a cuidar de su plantación de coca; fue ante este compromiso, que la oposición política en el Congreso aceptó viabilizar el referendo aprobatorio para poner en vigencia la nueva Constitución.
A pesar de que el oficialismo reconoció en principio que a Morales le contaba el período 2006-2010, con el presidente ya en medio de su segunda gestión, las autoridades bolivianas comenzaron a señalar que el primer gobierno de Evo no contaba porque se dio bajo otro régimen constitucional. Argumentaban además que el presidente no había llegado a concluir su primer mandato por el cambio de Constitución y que por ello podía volverse a postular.
Apoderado el Tribunal Constitucional (parciales de Morales) de un recurso de “restitución de derechos” que se alegaba se le estaban vulnerando al presidente Morales, decide: «Se ha realizado la refundación del Estado como un Estado Plurinacional y esa refundación ha generado una nueva Constitución Política del Estado que contempla un nuevo orden», con lo que habilitaba a Evo Morales para optar por un nuevo período presidencial en las elecciones del 2014.
Pese a las críticas de la oposición ante aquella controversial decisión del Constitucional, el dirigente cocalero ganó aquellos comicios, con más del 63% de los votos y se aseguró su tercer mandato presidencial.
Muy confiado Morales de sus electores, por sus contundentes triunfos: en el 2005 contra todo pronóstico obtuvo el 54%; en el 2008 se produjo un referendo revocatorio para sacarlo de la presidencia, en el que avasalló con el 67%; un año mas tarde, su nueva Constitución obtuvo el 60% del referendo aprobatorio; y en el año 2009, su victoria electoral fue del 64%. Decide en el 2016 preguntarle a su pueblo que tantas victorias le ha dado, si desean se postule para un nuevo período presidencial, recibiendo su primer revés político con el rechazo del estrecho margen 49%-51%.
Como en otras ocasiones, semanas antes de ese referendo, Morales volvía a asegurar en varias oportunidades que sí perdía en esa consulta popular, dejaría el poder al final de su mandato en enero de 2020. Sin embargo, desde el momento en que se confirmó esa derrota, el oficialismo optó por acudir de nuevo al Tribunal Constitucional e interponer un recurso con el argumento de que poner un candado a una nueva reelección de Morales atentaría contra sus derechos políticos.
Los magistrados del máximo tribunal (al servicio de su amo), aceptaron el argumento y fallaron a favor de Morales en el 2017, con cuya cuestionada decisión, el presidente de Bolivia pudo presentarse como candidato nueva vez en las pasadas elecciones de este año 2019, en la que en contubernio con los miembros del Tribunal Supremo Electoral, cometió un colosal fraude que fue denunciado por la OEA, produciendo una gran crisis política que ha culminado con los mismos resultados del presidente Sánchez de Lozada en el 2003, dimitiendo y cogiendo un avión para el exilio.
Decía Abraham Lincoln: «Puedes engañar a algunos todo el tiempo; pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.” Un pueblo democrático puede estar encantado con algún mandatario durante un período de tiempo determinado; pero una vez observa en éste actitudes dictatoriales, abandona su luna de miel y decide quitarle el poder porque ya no lo considera digno de seguirle gobernando. La situación de Bolivia debe servir de ejemplo a otros pueblos de la región.
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