
El dilema del PLD y el gobierno
En Editorial noviembre 9, 2019 porAlguien dijo alguna vez que «el PLD estaría dirigiendo los destinos de la nación dominicana hasta el año 2044»; de hecho, se promovía internamente exhibiendo lo que sería RD2044, en que ponía de manifiesto, trascendentales iniciativas de infraestructuras a ejecutarse durante ese período de tiempo. Todo pudo ser así, a no ser que la desmedida ambición de «ser el presidente» se haya enquistado en las cabezas de los principales líderes de ese partido.
Si hoy se metiese en una balanza la cuota de responsabilidad de lo que a partir del 2020 le viene al PLD, estoy seguro que arrojaría 51% Leonel y 49%. Si el primero fue presidente por 3 períodos, ¿por qué al decidir pasarle la antorcha al segundo, no permitirle que lo sea también por igual término? Estoy seguro que si Leonel, de manera sincera le hubiese externado a Danilo: «Presidente, según yo he ocupado la silla por 3 períodos, creo que usted debe hacerlo también» (lejos de pretender sacarlo de circulación desde antes de vencer su primer cuatrienio); hoy el PLD no tuviese la menor amenaza de salir del poder y tuviese en cambio a un robusto Leonel para reciclarse en el año 2024.
Pero además, creo que la «fábrica de presidentes» (misma que sin haberla inaugurado y puesta en producción, han sacado de ella un producto crudo que por razones obvias no ha sido asimilado en el mercado nacional) pudiera ir esculpiendo a los sucesores de ambos líderes, para que con su apoyo y sabia asesoría logren ascender a la dirección del Estado, y se cumpliese de ese modo el pronóstico 2044; sin embargo, todo ello no ha sido mas que palabras que se quedaron en el aire y hoy no sólo se ha dañado la dichosa fábrica, sino también la materia prima en existencia.
El principal problema de la «fábrica de presidentes», es no ser mas que una quimera en la que a ninguno de los líderes les interesó ser sucedidos por «sangre nueva»; y los de «sangre nueva» se han acostumbrado tanto a «atrapar cheles» desde su isla de poder, que ninguno de ellos se ha dispuesto a formarse y prepararse para ser Presidente de la República. Es por ello que usted ve los resultados en el día de hoy del «invento Gonzalo»; mismo que hubiese sido «invento otra cosa». Dicho sea de paso, no quisiera imaginarme a un Jorge Ramos entrevistando al candidato oficialista.
En países como los Estados Unidos, en donde se permite la reelección por un período adicional, ninguno de los miembros de su partido suele disputarle la candidatura al presidente; por ello, Donald Trump será el seguro candidato republicano; ello conduce a un partido sólido y monolítico al proceso electoral, con todas las posibilidades de vencer a su opositor. En nuestro país sin embargo, existe muy arraigado el concepto «quítate tú, para ponerme yo».
Toda esa diatriba entre los otrora «líderes» de ese partido, han generado unas funestas consecuencias que serán pagadas por quienes menos culpa tienen de ello, la base. Hoy, el PLD no tiene ni la mas remota posibilidad de retener el poder mas allá del año 2020, con un candidato que precisa de convencer al electorado de sus mejores propuestas e intenciones, pero que paradójicamente (conforme a sus propias declaraciones) no es de hablar bonito. Es «un hombre de hechos y no de palabras».
Por otro lado, está el expresidente Fernández, pretendiendo imponer la inscripción de su candidatura por ante la Junta Central Electoral, por encima del impedimento legal del que es objeto; por otro lado, un Temo Montás, presidente del PLD que ha elevado un recurso (por llamarlo de algún modo) por ante el Tribunal Constitucional, para que declare conforme a la Constitución, los artículos de las leyes 33-18 y 15-19 que afectan a Leonel Fernández, para de esa manera impedirle al expresidente sea candidato por otra fuerza política, y lograr con ello, lo que han llamado los galleros: «matarle el gallo en la funda».
El presente panorama electoral de cara a las venideras elecciones, tal parece que los inquilinos de la casa de gobierno y el Comité Político del PLD no lo han entendido y mucho menos asimilado. Ese grupo, lejos de pretender «perpetuarse» en el poder, en lo que debe abocarse en este momento es en buscar la fórmula mágica para lograr lo menos traumática posible su entrega y salida del mismo, con la menor cuota de poder para Leonel Fernández y la Fuerza del Pueblo en el Poder Ejecutivo (porque en los municipios y el congreso es imposible evitarlo).
A ese grupo (Danilo, Gonzalo, gobierno y CP), lo que mas le conviene en estos momentos son dos cosas: a) no influir en el TC para que Leonel sea descalificado como candidato; y que en consecuencia sus acciones vayan orientadas en que el PLD quede en un tercer lugar (como Balaguer en el 96), para que en el escenario de la segunda vuelta apoyen a Luís Abinader y sacar de circulación al grupo de Leonel sin cuota de poder; y b) que enciendan todos sus motores para apostar por ganar en primera vuelta, pero en caso de no lograrlo, si su contendor es Luís Abinader, independientemente de quedar en primer o segundo lugar, levantarle la mano y reconocer de inmediato su triunfo electoral, sin necesidad de la segunda vuelta. Con ello se asegurarían dos cosas: la primera, amputarle todas las posibilidades a Leonel y su grupo de que vayan al gobierno con una alianza de segunda vuelta, y la segunda, algunos «favorcitos» del nuevo gobierno, que muy bien les caerán.
De insistir el grupo palaciego, en su afán de evitar a toda costa que Leonel sea candidato presidencial, lo único que lograrán es victimizarlo, otorgarle las herramientas de negociación con la oposición y asegurarle a Luís Abinader una contundente victoria electoral en primera vuelta, de cuyo gobierno tanto Leonel como la Fuerza del Pueblo serían acreedores de no menos de la mitad; y aunque no sea precisamente encabezado por Leonel, éste tendrá fuerza mas que suficiente para pasarles facturas a quienes considera sus verdugos. Me perdonan por verlo así, pero ya saben ustedes que «el mal comío y mal dormío» no ve claras las cosas.
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