Más que un Obispo, un verdadero Pastor

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Era jueves 15 de enero del 1942, en plena era de Trujillo, en donde los dominicanos no podíamos destacarnos en nuestras acciones para no llamar la atención de un régimen en donde si eras una persona de condiciones extraordinarias, o servías al Jefe o te declarabas enemigo de él. Bajo esas condiciones, nace en Guayabal, Santiago de los Caballeros, José Dolores, a quien bautizaron a las cinco semanas de su nacimiento en la Capilla San Antonio de la Catedral, lo que representa la génesis de su formación y principios religiosos que al transcurrir los años lo convertirían en lo que hoy valoramos como el principal y mas importante activo humano que puede exhibir la Iglesia Católica en la República Dominicana. Sus padres, educadores que por la naturaleza propia de su oficio constituían un paradigma para José, vivieron en diferentes lugares tales como Imbert, Jánico, Cotuí, Puerto Plata, Montecristi y Santiago.

Faltando un mes para cumplir sus 29 años de edad, es decir, el 13 de diciembre del año 1970, por disposición de Monseñor Roque Adames, Obispo de la Diócesis de Santiago, José es ordenado sacerdote, iniciando desde ese entonces un peregrinaje que 20 años después lo llevaría a la Diócesis de San Juan, en donde con 49 años recién cumplidos, Su Santidad Juan Pablo II, lo designa Obispo; fue consagrado el 22 de junio del 1991, asignado a dicha Diócesis .

Monseñor José Grullón

Monseñor José Grullón

Al analizar someramente la vida pastoral de este maravilloso y extraordinario personaje, vemos en todos los escenarios en que se ha involucrado, entre los que cabe destacar:

Monitor de jóvenes franceses (Dos veranos).

Trabajó en Taizé, Francia.

Tres veranos de trabajo en la fábrica de automóviles “Mercedes Benz”, Alemania.

Un verano de trabajo en un hotel para estudiantes en Londres.

En 1964-1965, colabora como profesor en el Seminario Menor San Pio X de Santiago.

Vicario Parroquial de la Parroquia Santa Ana, Santiago, 1971-1973.

Vicecanciller del Obispado de Santiago, 1971-1975

Pro-canciller del Obispado de Santiago, 1976-1977

Encargado Interino del Seminario Menor San Pío, Licey al Medio, Santiago de los Caballeros (9 meses).

Párroco de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Los Jardines Metropolitanos, Santiago, 1973-1975.

Párroco de la Parroquia Santa Ana y Catedral, 1975-1977.

Coordinador Diocesano de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Santiago de los Caballeros, 1975-1977.

Vice-director Escuela Diocesana de Cursillos de Cristiandad, Santiago de los Caballeros, 1975-1977.

Coordinador de los Cursillos de Vida para jóvenes y de los Servidores de Cristo para adolescentes, Santiago de los Caballeros.

Párroco de la Parroquia San Lorenzo de Guayubín y San José de Villa Vásquez, desde octubre 1977 a octubre 1988; Diócesis de Mao-Montecristi.

Vicario de Pastoral y Vicario General de la Diócesis de Mao-Montecristi, 1978-1991.

Miembro del Instituto Nacional de Pastoral, 1978-1991.

Párroco de la Parroquia Catedral de la Santa Cruz, Mao y Nuestra Sra. de la Esperanza, Esperanza, 1988-1991.

Director Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad, Mao 1988-1991.

Formador de las Escuelas de Formación de Laicos, Presidentes de Asambleas.

Colaborador en cursos y talleres de Programación de Pastoral, en un Congreso Latinoamericano de Caritas.

Miembro y Asesor Técnico de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, 1991.

Delegado de la IV Conferencia de Santo Domingo, 1992.

Fundador Presidente de la Fundación de Desarrollo de Azua, San Juan y Elías Piña, Inc. (FUNDASEP), Diócesis de San Juan de la Maguana, 1992.

Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria ente la CED, 1993.

Presidente de la Comisión Episcopal de CEDAIL, ante la CED, 1993

Presidente de la Comisión Episcopal de Justicia y Paz, ante la CED, 1993.

Fundador Presidente de PRO-FRONTETA, Organismo de coordinación de la Pastoral social de las Diócesis Fronterizas de Barahona, san Juan de la Maguana y Mao-Montecristi, 1994.

Miembro de la Comisión Episcopal de Laicos-CELAM, 1995.

Fundador Presidente de JUPRODESANJ, San Juan de la Maguana, 1995.

Delegado de la CED ante el CELAM, 1997.

Delegado de la CED ante el Sínodo de América en Roma, 1997.

Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral social, 1998.

Es autor del libro “Visión pastoral de la diócesis de San Juan De La Maguana 1991-2003”.

Inmediatamente asume sus funciones al frente de la Diócesis de San Juan de la Maguana, el nuevo obispo crea la Fundación de Desarrollo de las provincias Azua, San Juan y Elias Piña (FUNDASEP), la que sin temor a equivocarnos, es la entidad en su género que mas aportes ha hecho para la transformación de esos pueblos del sur profundo, impactando positivamete comunidades en donde ni siquiera la mano del gobierno ha sido capaz de llegar.

A nadie le cabe la menor duda que estamos hablando de Monseñor José Dolores Grullón Estrella, un verdadero pastor, un digno representante de la Iglesia Católica mas que en la Diócesis de San Juan, en toda la República Dominicana. Una persona de condiciones humanas extraordinarias, que llegó a San Juan como ángel caído de los espacios siderales, a quien la presente generación extrañaremos impensablemente cuando alguien ocupe su lugar, y las futuras generaciones desearán en su entorno a un José Grullón.

En su día a día, Monse (como le dicen los colaboradores mas cercanos) no duerme. Es un polifacético a carta cabal:

Constructor honorífico, porque en rincones del país en donde ni el presidente sabe que existen, allí llega Monse con su mano solidaria y sus maquinarias haciéndoles camino de acceso, electricidad por paneles solares, letrinas, cambio de pisos de tierra por pisos de concreto, entre otras. Pero en materia de salud, va y les construye clínicas, operativos médicos, odontológicos, visuales y otros no menos importantes. Escuelas en los diferentes puntos de su jurisdicción, acercándoles el sagrado pan de la enseñanza a los que menos pueden.  Un experto hidráulico que ha llevado agua potable a aquellas comunudades sedientas de tan vital recurso, construyéndoles centenas de acueductos. Ha desarrollado enormes residenciales para familias cuya única esperanza ha sido su mano amiga y cuyo único defecto ha sido la pobreza para ser excluidos sociales.

Hoy, nuestra enanez mental no nos permite apreciar en su justa dimensión la grandeza de ese gran pastor, pero mañana, todos los dominicanos desearemos tener a nuestro rededor a un José Dolores Grullón Estrella.

Lejos de apología alguna, me atrevo  a testimoniar mi firme convicción que hombres como Monse nace uno cada mil años en algún lugar del mundo. Los dominicanos tenemos la suerte el honor y privilegio de que nos haya tocado a nuestro país, y el sur de que sea para consumo nuestro. Monseñor José Dolores Grullón Estrella, Orgullo nacional.

Autor

Cristian Hidalgo

Escritor, Ingeniero Civil de profesión y Realtor de oficio. Desarrollador de proyectos inmobiliarios, Asesor de Fideicomisos, Ley 189-11

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